LA ENSEÑANZA ACONFESIONAL
Como otro de los eslabones que llevaron a un enfrentamiento
institucional entre la Iglesia católica y la masonería, podríamos
citar la lucha llevada a cabo en Bélgica y Francia a favor de la
enseñanza no confesional.
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Pierre-Théodore
Verhaegen (1796, Bruselas-1862, Bruselas), Presidente del Congreso
de los Diputados de Bélgica, fundador y primer Rector de la
Universidad Libre de Bruselas. Miembro de la logia Les
Amics Filantrops y Gran Maestre del Gran Oriente de Bélgica de
1854 a 1862. |
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El caso de Bélgica se centró en el apoyo a la enseñanza libre, la
laicización de la enseñanza oficial, oposición a los subsidios que
recibía la enseñanza confesional, y la ley de enseñanza obligatoria.
Pero quizá lo que más impacto causó fue que, para hacer frente a la
creación de la Universidad católica de Malinas (antes incluso de que
la Universidad estatal de Lovaina fuera también entregada a los
obispos belgas), se fundara en 1834 por parte del Gran Oriente de
Bélgica, y a iniciativa de su Gran Maestre Théodore Verhaegen, la
Universidad Libre de Bélgica (que en 1842 cambiaría su nombre por el
de Universidad Libre de Bruselas), para evitar que el clero belga se
hiciera con el monopolio de la enseñanza superior. Esta Universidad
tuvo como finalidad «combatir la intolerancia y los prejuicios, y
difundir las doctrinas de una sana filosofía».
Por su parte, en Francia, en la lucha que a finales del siglo XIX se
llevó a cabo por la escuela laica, los masones no estuvieron ausentes,
y ésta fue una de las causas que enfrentó con dureza a la masonería
con la Iglesia católica en un intento de sustraer a la juventud de su
tradicional influencia.
También en España y Portugal fue clave la campaña llevada a cabo por
los masones a favor de una escuela gratuita, obligatoria y laica. Uno
de los objetivos prioritarios de los masones españoles, que en algunos
casos se adelantaron a sus vecinos los franceses, fue no sólo crear
una corriente de opinión favorable a la emancipación de la enseñanza
primaria, hasta entonces fundamentalmente en manos de la Iglesia, sino
la puesta en práctica de estos ideales con la creación de escuelas
laicas e instituciones docentes. Pero en el terreno práctico los
masones españoles no contaron nunca con una estructura económica
suficiente para llevar a cabo sus deseos pedagógicos laicistas.
Aparte de las experiencias locales de creación de escuelas laicas por
parte de diferentes logias, el interés de los masones por la enseñanza
laica se manifestó también con la creación de entidades específicas
que influyeran en su implantación. Una de ellas fue la Sociedad
Catalana de Amigos de la Enseñanza Laica creada en Barcelona en 1880
para coordinar las actividades de nueve escuelas laicas sostenidas por
logias catalanas adscritas al Gran Oriente de España. Unos años más
tarde se constituía el Centro Cosmopolita de Enseñanza Libre Popular
de Cataluña íntimamente ligado a la Gran Logia Simbólica Regional Catalano-Balear. Los masones de esta obediencia organizaron en 1889 el
Congreso pedagógico de Barcelona, de donde saldría la Confederación
Autónoma de Amigos de la Enseñanza Laica. Y ya durante la Segunda
República, la Gran Logia del Centro promovió la Liga de Educación y
Enseñanza (LEYE), con la que los masones españoles intentaron emular
la Liga de Enseñanza fundada por Macé en Francia.
Extractado de: J. A. Ferrer Benimeli, La masonería, Madrid,
2001, pp. 83-86.
LA
IINSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA Y LA RELIGIÓN
“1. La religión no
es una enfermedad ni un fenómeno pasajero de la historia, como la
guerra o la esclavitud, sino una función espiritual permanente que la
escuela debe educar.
2. De ningún modo
confesionalmente, es decir, presentando ninguna confesión como
debiendo recibir el obsequio de la fe.
3. Debe enseñar
culturalmente, como enseña la historia del pueblo hebreo y el
contenido del Antiguo Testamento, la historia del cristianismo.
4. Poniendo en
ello todo el respeto y miramiento, no meramente negativo, sino
positivo.
5. La razón
fundamental de ello consiste en que así debe hacerse en todas las
cosas que dividen, porque la escuela no está para eso. La escuela está
hecha no para dividir, sino para formar. Y debe cuidar con respecto al
niño, por un lado, de no profanar su amor abierto a todo; no anticipar
juicios que el niño no puede construir.
6. El Estado debe
tender a suprimir estas enseñanzas confesionales y políticas. El buen
sentido reprueba escuelas monárquicas, republicanas, católicas, etc.
Pero no la educación religiosa y política en espíritu y bases comunes,
que luego cada cual lleve en su día a uno y otro lado”.
Extractado de: “Prologo” de Manuel Bartolomé de
Cossío a Francisco Giner de los Rios, Ensayos sobre educación,
Madrid, 1915.
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